Ella

Me gusta cantar para Ella en las mañanas

martes, 12 de mayo de 2009

Da a Dios


Hoy leí en algún lado la palabra "jardín", y quedó revoloteando en mi mente y en mi corazón. Porque se refería no a cualquier jardín. Se refería al jardín que cultivamos en nuestra propia tierra, en nuestro corazón. Un jardín donde florecen y se dan frutos que permanecen. Entonces, me digo dentro de mi, estos son frutos de otra tierra, ¿serán frutos de otro mundo?. Y de pronto me doy cuenta y exclamo ¡Ahhh, son los frutos del Espíritu de Dios!. Estos si son los frutos que permanecen.

¿Y cómo será esto que puedo sembrar y hasta ofrecer a mis hermanos, frutos que no se marchiten, que no se pudren, sino que permanecen?. Son los frutos del amor de Dios en nosotros. Aquellos frutos que han crecido regados y alimentados con la savia Divina del Amor de Cristo. Aquellos que han crecido a la sombra del Altísimo.

Estoy segura que son muchos los frutos que podemos compartir.

Anímate hermano y comparte conmigo frutos que permanecen. Tu espiritualidad y tu amor a Dios son frutos que permanecen. Así tus hermanos que están sedientos de Dios se nutren de esa fuente que está en tu corazón.

Recuerda que "Son más numerosos que otras veces los que no encuentran esta fuente. Incluso el nombre de Dios se ha cargado de malentendidos o ha sido completamente olvidado" (hermano Alois).

Niños, jóvenes y ancianos tenemos una gran sed de Dios. Ayúdame hermano a profundizar en la fe. La Iglesia es la familia de Dios. Te recuerdas de la canción "Yo soy la Iglesia, tu eres la Iglesia, somos la Iglesia del Señor, hermano ven y ayúdame a edificar la Iglesia del Señor"...

La soledad es también motivo para hacer gestos de misericordia...es una pobreza que no se ve.


Lo único que el hombre puede hacer que tenga duración eterna es aquello en que imita a Dios, o mejor, aquello que recibe de Dios mismo, y esto es el amor de unos a otros. El apóstol Juan, que es el alumno más cualificado de esta enseñanza de Jesús, nos exhorta: “Amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios… Dios es Amor: y el que permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él” (1Jn 4,7.16). Esta permanencia en el amor, es decir, en Dios es la que produce el “fruto que permanece”.

Bendiciones,

Carmen

2 comentarios:

Celia Álvarez Fresno dijo...

Hola Carmen.
Gracias por tus comentarios en mi blog.
También te visito y veo que tenemos sentimientos muy afines. Eso me alegra mucho.
Dios es todo para mí también. He descubierto que vive en cada uno de los que vivimos. Que es Parte de nosotros mismos. Que no hace distinciones y es nuestra Verdadera Esencia.
No quiere muros, ni diferencias de tipo alguno. Tampoco desea guerras ni disturbios. Es Amor. No desea separaciones Dgmáticas, porque Él no es dogma. El es Unión de Almas, porque en definitiva, todos somos Uno. Somos las chispitas de un Todo.
Un gran beso, amiga.

Carmen dijo...

Así es Celia, así lo vivo y lo siento. La fe en Dios es para mi lo esencial. Dios es amor. Cuando pienso que Dios es amor ya no tengo temores. Temo a la maldad. Pero todo lo pongo en sus manos y en las manos de Nuestra amadísima Madre, la Virgencita de Coromoto,que Ella te bendiga y a todos tus seres queridos, un abrazo,

carmenZ

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