Cuenta una leyenda campesina que todos los días, un hombre transportaba agua hasta su aldea usando dos grandes vasijas. Una de las vasijas estaba rota y tenía pequeñas rajaduras. Cada vez que el hombre recorría el camino hasta su casa, la mitad del agua se perdía.
Durante dos años, el hombre hizo el mismo trayecto. La vasija rota se avergonzaba por cumplir apenas la mitad de su tarea, aún sabiendo que aquellas rajaduras eran el fruto de mucho tiempo de trabajo.
Estaba tan avergonzada que un día, mientras el hombre se preparaba para sacar agua del pozo, decidió hablar con él : Quiero pedirte disculpas ya que, sólo consigues entregar la mitad de mi carga y saciar la mitad de la sed que espera en tu casa. El hombre sonrió y le dijo: cuando regresemos, por favor observa cuidadosamente el camino. Así lo hizo. Y la vasija notó, que por el lado donde ella iba, crecían muchas flores y plantas. ¿ Ves cómo la naturaleza es más bella en el lado que tú recorres? Comentó el hombre.
Siempre supe que estabas rota; y resolví aprovechar este hecho. Sembré hortalizas, flores y legumbres. Y tú las has regado siempre. Ya recogí muchas rosas para adornar mi casa, alimenté a mis hijos con zanahorias, papas y lechuga. Si tú no fueras como eres, ¿ cómo podría haberlo hecho?
Siempre es posible aprovechar nuevas cualidades para servir y ser feliz...
Carmen
Versión libre de un cuento de mi armario
2 comentarios:
Bellísimo blog, pasaré con más detenimiento a leer estos bellos escritos.
Un saludo
Isabel
Gracias Isabel por tus lindas palabras. Ven cuando quieras querida amiga,un abrazo
Carmen
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