La humildad, brota de una experiencia de Dios, es inalcanzable por métodos humanos, viene como consecuencia de la experiencia de Dios en cuanto misterio infinito comparado con la experiencia que uno tiene de si mismo como criatura limitada, creación humana del creador divino.
La humildad es un camino que nos conduce a Dios. Para Anselm Grün este camino de espiritualidad es mejor seguirlo trabajando desde la realidad de cada uno. Con una espiritualidad desde "abajo".
La oración y nuestra apertura a Dios será desde nuestras miserias y vacíos y no de la cumbre de nuestras virtudes.
El lugar de experiencia de nuestra insuficiencia se convierte en lugar de encuentro con Dios. En ese encuentro nos presentamos a Dios con las manos vacías, encallecidas por el esfuerzo, cubiertas de rasguños, para que sea Dios el que nos salve. Allí abrimos las manos y palpamos en el fondo de nuestra nada la fuerza de la gracia, el amor de Dios, comprensible sólo, o mejor, en el momento en que llegamos a captar que solos no podemos nada. Hemos llegado a comprender con Pablo la virtud de la gracia de Dios que convierte nuestra fragilidad en plenitud y perfección.
Algunos elementos se tomaron de Una espiritualidad desde abajo de Anselm Grün y Meinrad Dufner.
1 comentario:
Los polluelos gritan pidiendo el alimento que los hará crecer. ¡Danos Señor nuestro pan de cada día! Gracias Señor, por tu misericordia y tu amor.
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