¿Es cierto que los sufrimientos humanos hacen imposible la felicidad?
Albert Camus recordaba "No hay que avergonzarse de ser dichosos" Más tarde añadió: "Es vergonzoso ser dichoso uno solo". Quien tiene experiencia de la vida puede completar su pensamiento: "Además de vergonzoso, es imposible ser feliz uno solo". En realidad no existe más que un solo sufrimiento: la soledad (Gabriel Marcel).
El hombre está hecho para la felicidad. Y la felicidad sí es compatible con los sufrimientos. Porque no importa tanto sentirse feliz como esforzarse en ser lo, al menos creer que es posible.
Hay una verdad primaria en la que se piensa pocas veces: yo puedo regalar felicidad a los demás sin tenerla para mi. Quien se esfuerza en hacer felices a los demás, la felicidad comienza a nacer dentro de él. La felicidad es una realidad extraña. Sucede con ella lo que sucedió con el dinero de aquella viuda pobre del evangelio: se multiplica al regalarla. (Lc 21,2). Sólo nos llevamos de la vida lo que hemos dado a los demás. Lo disfrutado como goce personal, aumenta poco la cuenta del cielo. Los místicos cristianos de la época clásica aseguran que el gozo profundo del alma es fruto del Espíritu Santo.
San Agustín buscó la luz y el placer en todas las hogueras que encontró en su camino. Su inteligencia prodigiosa no le permitió conformarse con parcialidades. A medida que crecía en edad, la sensación de vacío se le hacía insoportable. Su vacío interior llegó a ser un alarido. Hasta que encontró a Dios. Ninguna filosofía había calmado su sed de amor y de verdad. Siendo ya anciano, evocaba el recuerdo de su peregrinación y constataba. "Nos creaste, Señor, para ti y nuestro corazón no descansará hasta que llegue de nuevo a ti ".
La felicidad está en Dios, sólo en Dios.
Albert Camus recordaba "No hay que avergonzarse de ser dichosos" Más tarde añadió: "Es vergonzoso ser dichoso uno solo". Quien tiene experiencia de la vida puede completar su pensamiento: "Además de vergonzoso, es imposible ser feliz uno solo". En realidad no existe más que un solo sufrimiento: la soledad (Gabriel Marcel).
El hombre está hecho para la felicidad. Y la felicidad sí es compatible con los sufrimientos. Porque no importa tanto sentirse feliz como esforzarse en ser lo, al menos creer que es posible.
Hay una verdad primaria en la que se piensa pocas veces: yo puedo regalar felicidad a los demás sin tenerla para mi. Quien se esfuerza en hacer felices a los demás, la felicidad comienza a nacer dentro de él. La felicidad es una realidad extraña. Sucede con ella lo que sucedió con el dinero de aquella viuda pobre del evangelio: se multiplica al regalarla. (Lc 21,2). Sólo nos llevamos de la vida lo que hemos dado a los demás. Lo disfrutado como goce personal, aumenta poco la cuenta del cielo. Los místicos cristianos de la época clásica aseguran que el gozo profundo del alma es fruto del Espíritu Santo.
San Agustín buscó la luz y el placer en todas las hogueras que encontró en su camino. Su inteligencia prodigiosa no le permitió conformarse con parcialidades. A medida que crecía en edad, la sensación de vacío se le hacía insoportable. Su vacío interior llegó a ser un alarido. Hasta que encontró a Dios. Ninguna filosofía había calmado su sed de amor y de verdad. Siendo ya anciano, evocaba el recuerdo de su peregrinación y constataba. "Nos creaste, Señor, para ti y nuestro corazón no descansará hasta que llegue de nuevo a ti ".
La felicidad está en Dios, sólo en Dios.
2 comentarios:
Todo lo que estas haciendo esta muy bonito y muy interesante.
de parte de tu esposo que te ama
mucho.
Jesús
Te amo...
CarmenZ
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